Cómo realizar un buen diagnóstico de esencias en la terapia floral de Bach. Algunos ejemplos de casos

Cómo realizar un buen diagnóstico de esencias en la terapia floral de Bach. Algunos ejemplos de casos

Desde hace un tiempo estamos asistiendo a una proliferación de sistemas de esencias, florales, minerales u otros elementos de la naturaleza. Formas de diagnóstico también hay muchas, algunos usan el péndulo, otros la kinesiología, etc.

Como Terapeuta Floral (Flores de Bach) y Mineral (Esencias de Luz) conozco estas técnicas que cito pero centrándome en las de Bach para este artículo haré mi recomendación particular.

Edward Bach, prestigioso médico de profesión, concibió su sistema floral no para tratar la enfermedad, sino a la persona. Esto es fundamental. Para él la enfermedad es “solo” la manifestación física de un desarreglo emocional y mental de la persona. Bach construye su terapia floral en la afirmación de que la persona confrontada a una disfunción interna emocional o mental si no la trata, si la deja  arrinconada, por la razón que sea, termina por desarrollar una serie de síntomas o enfermedades. La Terapia Floral se basa pues no solo en los síntomas, si no en tratar a la persona e ir a la causa, al origen especifico que acarrea todo lo demás.

Un buen diagnostico ha de ser:

• Personalizado, 
• Enfocado a la persona y no a la enfermedad 
• Llegar a la causa, origen del disfuncionamiento.

Es decir debe entender a la persona que consulta, sus motivaciones, sus dificultades, desentrañar el origen de lo que manifiesta. Cuanto más lleguemos a la causa verdadera, la que subyace bajo el entramado de síntomas y malestares que manifiesta el consultante, más acertado será el diagnostico, mejor el tratamiento y más sólido entonces el cambio positivo que experimentará la persona.

¿Cómo llegar, pues, a la causa?

Desde mi forma de trabajo, mediante el procedimiento de la Escucha Activa del consultante en el marco de una entrevista personalizada, estableciendo:

• Un diálogo sincero, sin ningún tipo de enjuiciamiento de lo que manifiesta. Con un respeto absoluto por su caso, su situación, su sentir. Recordemos, tratar a la persona, no a la enfermedad (aunque teniendo en cuenta los síntomas, claro, que son las llamadas del cuerpo alertando de que algo no va bien). Muchos son los clientes que tras una sesión me dicen en tono de confianza y con un alivio que hasta se refleja en sus caras (rasgos más suavizados, menos tensos) la relajación  que experimentan al poder expresarse con total libertad, sin ser ni sentirse juzgados… Ese es el objetivo, favorecer la libertad de la persona, su encuentro consigo misma, su liberación.

• Una relación de acompañamiento con el consultante; darle tiempo para que se exprese, conducirle mediante las preguntas pertinentes a que pueda aclararse. Es muy frecuente, efectivamente, que la persone llegue con cierta confusión, o sin haberse parado a ver qué puede haber debajo de lo que le ocurre, bastante tiene con pasarle lo que le pasa o sentir lo que siente.

Algunos ejemplos de Casos:

1. No es lo mismo sufrir por estrés porque desde pequeño se ha tenido miedo al rechazo del otro, a estar estresado por un exceso de trabajo puntual o bien por causa de un perfeccionismo que “puede” con la estabilidad del que lo padece… (aquí se ven pues 3 causas con un mismo síntoma).

2. No es lo mismo no poder dormir por la noche debido a la preocupación por los demás (los hijos, familiares enfermos..) a que el insomnio esté causado por que en unos días la persona tiene que entregar un trabajo, o hacer una presentación en público que le aterra… (2 tipos de causas diferentes con un mismo resultado).

Ambos casos se tratarían con distintas flores en función de las distintas causas… aún habiendo una manifestación común, estrés en el 1º e insomnio en el 2º.

Recuerdo un caso precioso de un niño de 3 años que en la guardería a la que acudía por primera vez pegaba cuando le quitaban los juguetes. La madre, muy angustiada, se puso a llorar al poco de explicar el caso de su hijo. Lo fácil, lo inmediato para alguien conocedor de las flores pero que no fuese más allá de estos síntomas, aparentemente muy típicos, sería prescribir flores para el afán de posesión, no poder soltar, la nueva situación de ir al cole, etc… Pero había que ir más allá, ver quién era el niño, por qué se manifestaba así realmente. Haciendo preguntas fui conduciendo a la madre a contar que su hijo nunca la había besado en estos 3 años y que era cada vez más arisco con las manifestaciones de cariño de otras personas… Eureka! Eso sí era  la clave, la causa primera… eso que la madre ni siquiera me comentaba,  la poca afectividad del niño. Lo llevaba puesto de serie, dado por normal o se resignada en silencio ¡Como muchas personas otras cosas, por cierto! Tratando la causa, ese rasgo básico del niño, desapareció lo de pegar…porque en realidad el niño no tenía problemas con el soltar o compartir (lo típico en los críos a esas edades) si no en que invadiesen su espacio vital (entraban en él y le cogían los juguetes). Por eso tampoco soportaba el contacto de otros y cada vez iba a peor. Le prescribí la esencia correspondiente a esto y antes de la siguiente sesión, más o menos a la semana de vernos, recibí un mensaje emocionado de la madre que no podía esperar a su visita, diciendo que no daba crédito a sus ojos, que su hijo no solo había dejado de pegar si no que se iba acercando a ella y dándole poco a poco muestras de cariño!!! En 1 semana. En la consulta la madre sí volvió a llorar, pero de alegría. Ahora este niño es cariñoso (ha sacado su afecto natural que estaba bloqueado), le dice a su madre que la quiere y… no pega.

• Un espacio y tiempo de tranquilidad en el que la persona se exprese con naturalidad. Establecer una relación empática entre el Terapeuta y el Cliente, una buena conexión entre ambos, una sintonía en el que el consultante se sienta entendido y salga con una clara sensación de liberación, de que ya “solo” hablando han pasado cosas positivas para él.

• Un marco de actuación: una práctica profesional del terapeuta de compromiso en el proceso, en el acompañamiento, una ética profesional y por otra parte un compromiso del consultante también con su proceso de autosanación: tomarse las gotas, venir a las citas, etc.

Por supuesto hay otro factor esencial, la gran competencia técnica (y práctica) que el  terapeuta profesional tenga en la materia. Las flores de Bach son sencillas pero sus posibilidades, usos, y sutilezas entre unas y otras son muchas, de ahí que haya más de 200 libros en el mercado, y aun se sigan y seguirán descubriendo cosas. Recurrir pues a un profesional con una formación sólida y una experiencia contrastada es fundamental.

Esto desde luego es condición necesaria, pero no es suficiente. Insisto en que como terapia humanista que es y holística (comprender a la persona en su conjunto) hacer un buen diagnóstico es cuestión de fineza, percepción, empatía, escucha activa y tiempo para comprender lo más interno, íntimo de la persona…en base a lo que ella quiera decir de si misma por supuesto. O sea un precioso arte de saber escuchar, conducir y extraer lo subyacente y con ello las conclusiones más adecuadas.

En mis sesiones presenciales de “Equilibrio Emocional con Esencias” (Terapia Floral de Bach y Esencias de Luz) la sesión dura 1 hora. Para niños (explicado el caso por sus padres si son pequeños) a veces algo menos. Es un tiempo que permite hacer un recorrido de lo que a la persona le sucede y poder diagnosticar con criterio en base a lo dialogado.

Por supuesto pueden existir otro tipo de consultas que traten básicamente los síntomas y su duración es otra pero por mi experiencia los resultados a medio y largo plazo también.

Así pues vayamos a la causa de nuestros temas, esos que a lo mejor consideramos ya casi normales, aunque vivamos con dolor. Ni el dolor ni menos aún el sufrimiento son normales, la vida dista de ser “un valle de lágrimas”. Al contrario, en la vida hay posibilidades infinitas como las que nos ofrecen la esencias de plantas o minerales a nuestra disposición para que todos podamos entrar en contacto con nosotros mismos y darnos la posibilidad real de superar de forma natural, inocua, sólida y eficaz lo que nos aleja de nuestra verdadera esencia…la armonía con nosotros mismos y con los demás que es la antesala de una vida sana y feliz física, emocional y mentalmente.

¡Bienvenidos pues a la hermosa posibilidad y realidad que ofrece el legado de Edward Bach para una vida con mayor calidad y equilibrio!

Clotilde Lahuerta Cuënot. 
Terapeuta Floral y Mineral.
Maestra de Reiki.
Formadora de Flores de Bach y de Reiki
Creadora de Sanlah Terapias Energéticas



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