Toxicidad de los aceites esenciales

La mayoría de los aceites esenciales empleados en alimentación o en medicina carecen de toxicidad y se toleran bien a las dosis terapéuticas usuales.

Algunos presentan contraindicaciones y otros son tóxicos.

Como consecuencia de su elevada actividad, los aceites esenciales se emplearán siempre con prudencia.

La opinión de los expertos no es siempre coincidente a la hora de valorar el mayor o menor grado de toxicidad de los diversos aceites esenciales conflictivos; queda clara sin embargo la asociación del concepto de toxicidad a la presencia en mayor o menor medida de componentes determinados o familias de componentes. Por ejemplo las cetonas.

No son pocas las ocasiones en que se han atribuido acciones tóxicas e intolerancias a un aceite esencial, que eran fruto de las falsificaciones o manipulaciones del mismo, o también de un empleo desmesurado.

Elevada actividad: dosificación razonable.

En Aromaterapia el empleo de los aceites esenciales en uso interno debe hacerse siempre bajo control terapéutico.

1. Aceites esenciales cuyo empleo sistémico se desaconseja

Es debido a la proximidad entre dosis terapéutica y dosis tóxica.

Los más peligrosos son los que presentan altos contenidos de sustancias pertenecientes al grupo químico de las cetonas y al de las lactonas; también los ricos en ascaridiol y otras moléculas en particular que se han ido detectando en fitoquímica, con una toxicidad elevada.

Se desaconseja su empleo, ya que presentan acusada acción neurotóxica y obstetricial abortiva. La mayor parte de ellos han ido quedando en desuso.

Género Artemisia: diversas especies tóxicas, Artemisia vulgaris, Artemisia absinthium, Artemisia afra, Artemisia pallens, etc. Las dos primeras, bastante populares.

Nota: el estragón (Artemisia dracunculus) no es tóxico en su empleo razonable.

La manzanilla azul, Artemisia arborescens, cuando se emplea por vía oral, debe ser a dosis bajas.
Chenopodium ambrosioides: se emplea como antihelmíntico, es fácilmente sustituible por otros recursos terapéuticos.
Género Calaminta: diversas especies que no se emplean en uso interno.
Hyssopus officinalis – hisopo: se puede usar la variedad “decumbens”, mucho menos tóxica que la oficial y más eficaz.
Salvia oficinalis – salvia: existe la especie Salvia sclarea, más eficaz y con mucha menos toxicidad.
Ruta graveolens – ruda: en desuso.
Santolina chamaecyparisus – santolina: antiparasitario en desuso.
Lavandula stoechas: poco empleado.
Nepeta cataria: poco empleado.
Mentha pulegium – poleo: en desuso.
Thuya occidentalis – thuya: no recomendable en uso interno.

2. Aceites esenciales cuyo empleo sistémico debe vigilarse


Se emplean habitualmente, pero se fijará la dosis y duración del tratamiento. Están contraindicados durante el embarazo y en niños de corta edad.

Contienen cetonas: (en proporción menor que las anteriores)

Cedro (Cedrus atlantica), Boldo (Pneumus boldo), Carvi
Manzanilla azul (Artemisia arborescens), Helichrysum italicum, Lavanda aspic (L. latifolia)
Romero alcanforado (Rosmarinus officinalis canfor.), Romero verbenona (Rosmarinus officinalis verb.)

Otras moléculas:

Nuez moscada (Myr. fragans): con miristicina y apiol, Perejil: con miristicina y apiol, Calamos aromático (Acorus calamus): con asarona, Sassafras (Sassafras albidum): con safrol.

Aceites esenciales anisados: de diversos géneros botánicos, que presentan poblemática en situaciones de abuso, y que deben usarse de forma razonable.
Badiana,  Anís verde (Pimpinela anisum), Cominos, Hinojo (Foeniculum vulgaris), Coriandro (Coriandrum sativum) Aceites esenciales ricos en fenoles, como el timol o el carvacol, que en situaciones de ingesta continuada durante largo tiempo (a veces en la dieta), pueden resultar hepatotóxicos.

Tomillos (género Thymus),  Canela (Cinnamomum ceylanicum).

Aceites esenciales irritantes para las mucosas bucal y digestiva (ver modos de empleo).

3. Aceites esenciales con limitación de empleo cutáneo

 

Aceites esenciales con riesgo de fotosensibilidad

La presencia de derivados cumarínicos en los aceites esenciales lo es siempre en proporciones pequeñas, pero su empleo sobre la piel presenta el riesgo de reacciones de fotosensibilidad.
Esta reacción se produce en las horas siguientes a su aplicación, 2-6 horas, si coincide con una exposición lumínica de una cierta intensidad y longitud de onda.
Las furocumarinas lineares (psoralenos) son las más activas, aunque está actividad varía en función de la estructura molecular.
Se deben extremar las precauciones en el empleo de los aceites esenciales que contienen cumarinas, para que no ocurran problemas por inadvertencia. En verano suelen darse casos ligados al empleo cosmetológico de estos aceites esenciales.
Algunos aceites esenciales se emplean en dermatología precisamente para aprovechar estos efectos. Por ejemplo, aceite esencial de Ammi visnaga (Kella).

 
Los aceites esenciales más significativos de este apartado son:
Ammi visnaga y otras especies del mismo género, Anetum graveolens,  Angelica arcangelica (raíz y semillas), Apio.
Canela de China, Canela de Ceilán (Cinnamomum ceylanicum), Cítricos en general: con el aceite esencial de las cortezas del fruto: bergamota, limón, naranjas, mandarina, pomelo, etc.Cominos,  Hierba luisa, Lavandula (género botánico en general), especialmente, L.angustifolia,  Pastinaca, Perejil,  Ruda y otras rutáceas.

Aceite esencial que presentan casos de intolerancia personal

Con alguna frecuencia los siguientes:
Citronela de Java (Cymbopogon citratus); la de Ceilán (C. nardus), menos.
Clavos (Eugenia cariofilata), Hipérico, Laurel (Laurus nobilis), Lemongrass (Cymbopogon flexuosus), Sándalo (Santalum album), Terebentina (Pinus pinaster).

Aceite esencial irritantes cutáneos

Tienen manifiesta acción irritante y rubefaciente, que a veces se aprovecha en terapéutica.
Ajo (Allium sativum), Mostaza.

Aceite esencial agresivos para pieles delicadas

Los aceites esenciales ricos en fenoles presentan, algunos más y otros menos, una acción agresiva sobre la piel que se traduce en irritaciones para algunas pieles sensibles, y de forma más pronunciada para las mucosas.
Ajedrea (Satureja hortensis)
Tomillos, timol y carvacrol (Thymus vulgaris)
Canela corteza (Cinnamomum ceylanicum).
El aceite esencial de menta (Mentha piperita) se recomienda aplicarlo en zonas localizadas, pues produce reacciones cutáneas térmicas.
Se presentan casos en los que la planta tiene acción irritante cutánea, por frotamiento sobre la piel, y en cambio el aceite esencial puro no la presenta; a este respecto se han realizado estudios en nuestro país.
(Un estudio que refleja bien este caso es el de los doctores Cabo Torres y Portolés Alonso: revista Medicamenta tomo 10 nº 87, “El aceite esencial de dictamo español”, trabajo de la Facultad de Farmacia de Madrid, publicado en los años cincuenta).

4. Factores que influyen en la toxicidad de los aceites esenciales y en sus intolerancias

Dosis: toxicidad aguda de algunos aceites esenciales (ya comentados).
Duración tratamiento: algunas intolerancias sistémicas y cutáneas de los aceites esenciales se presentan con el empleo continuado de los mismos.
Grado de dilución: para minimizar el carácter agresivo que tienen sobre las mucosas algunos aceites esenciales, tanto de uso interno como externo, se recomienda emplearlos diluidos en un excipiente apropiado. Muchas de las intolerancias que presentan los aceites esenciales y el factor "susceptibilidad personal" del paciente, se agudizan con el empleo puro. En la práctica cotidiana estos fenómenos representan la mayoría de los incidentes de empleo.
Asociaciones: al concebir fórmulas compuestas de varios aceites esenciales, se debe tener en cuenta no sumar componentes potencialmente tóxicos.
Vía de empleo: la toxicidad y los fenómenos de intolerancia están en función de la vía de introducción de los Ae en el organismo:

- Vía respiratoria (inhalaciones): presenta dos contraindicaciones que son los pacientes con alergias y los que presentan una crisis asmática. Debe vigilarse igualmente la toxicidad e irritabilidad del uso interno y externo.
- Vía rectal (supositorios, enemas): se debe vigilar que los supositorios no rezumen aceites esenciales, se pueden lavar con agua antes de aplicarlos. Los enemas siempre presentarán los aceites esenciales diluidos.
- Vía parenteral, vía genital, vía oftálmica: no deben emplearse los aceites esenciales puros por estas vías.

Sensibilidad personal: es un factor importante en el tratamiento con aceites esenciales. En general, se extremarán las precauciones en los tratamientos a niños de corta edad y durante el embarazo, o bien se renunciará a su empleo.

Joan Maria Serra Mandri. Farmacéutico.

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